Según numerosos estudios contrastados, el vino tinto es la bebida con más ventajas para la salud siempre con un consumo moderado y responsable:
Aliado
contra la grasa:
Aunque contiene siete calorías por gramo, en dosis moderadas, contribuye a
reducir la obesidad y el sobrepeso. Contiene vitaminas que combaten el envejecimiento.
También ayuda a tener una piel más bella.
Combate
las bacteria y reduce las alergias: Algunos compuestos presentes en esta
bebida frenan el crecimiento bucal de los estreptococos y bacterias vinculadas
a las caries, además del de otros asociados a la gingivitis y dolores de
garganta.
Mejora
de la función cognitiva:
El consumo moderado de vino mejora el funcionamiento del cerebro y, en pequeñas
cantidades, previene la demencia. La elevada presencia de antioxidantes en su
composición reduce la inflamación, impiden que las arterias se endurezcan e
inhiben la coagulación, lo que mejoraría el riego sanguíneo. Aporta minerales y
oligoelementos al cuerpo como magnesio, zinc, litio, calcio, hierro y potasio.
Sensación
de placer: Al
degustarlo con moderación se liberan endorfinas en dos áreas del cerebro,
aumentando la sensación de placer. Además, si la luz ambiental es roja o azul
el placer y el sabor del vino son mucho más intensos que cuando esta posee
tonalidades verdes o blancas.
Una
investigación publicada en The FASEB Journal, sugiere que el resveratrol de la
uva disminuye las consecuencias
negativas de la vida sedentaria.
Limpiador
de paladar: Tomado durante la comida, el vino
ayuda a percibir mejor los sabores que cuando esta se acompaña con agua. Esto
se debe a sus propiedades astringentes, que evitan la excesiva sensación de
grasa causada por alimentos como las carnes rojas o queso, y permiten ayudar a la digestión de proteínas
y degustar mejor la comida.
El
vino tinto ayuda a reducir el riego de
cáncer de pulmón en hombres, sobre todo si son fumadores. Además bloquea el
crecimiento de las células responsables del cáncer de mama. Estas propiedades
podrían deberse a que uno de sus componentes, el resveratrol, frena los efectos
del estrógeno, la hormona femenina por excelencia.
Protege
contra enfermedades coronarias y obstrucción o endurecimiento de arterias: Una copa al día en el caso de las
mujeres o dos en el de los hombres, contribuyen a aumentar los niveles de
colesterol bueno (HDL) en la sangre y previenen las complicaciones
cardiovasculares. Además tiene poder antioxidante haciendo inofensivo el
colesterol malo (LDL). Disminuye el riesgo de padecer hemorroides y
contrarresta las varices.
Reduce
la tensión arterial y el nivel de insulina en la sangre.
Un
estudio asegura que consumir siete vasos de vino tinto semanales después de
cumplir los 40 años de edad, reduce en más de la mitad los diagnósticos de cáncer de próstata. Controla las infecciones urinarias, bajando el
riesgo de la formación de cálculos
renales.
Los
aficionados a la degustación del vino suelen tener hábitos saludables: comprar alimentos más sanos y tener una dieta
más equilibrada que los consumidores habituales de cerveza. Según este informe,
los enófilos consumen más aceitunas, frutas, verduras, quesos bajos en grasa,
leche y carnes saludables.
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